ÚLTIMA HORA

viernes, 18 de abril de 2014

Modernizando mitos


Cada mañana, Orfeo salía a la calle para tocar su flauta porque estaba en paro y no tenía para comer. Mucha gente se quedaba escuchando su música. Un día, pasó por delante una chica con uniforme de un instituto cercano. La chica se paró a escuchar, le dio una moneda y se marchó, sin darse cuenta de que se dejó la cartera.
Orfeo dejó de tocar para recoger la cartera y vio un billete de metro dentro. Fue a la estación más cercana. Allí, al bajar las escaleras la vio a punto de subir al metro. Eurídice, la niña, estaba agobiada buscando su cartera. Pero justo a tiempo, Orfeo llegó y se la dio. Decidieron quedar otro día para comer, pero esa es otra historia...
 
Jeremy Aissa Contiñas Solano
 
 
Érase una vez un flautista callejero llamado Orfeo. Tocaba su lira tan bien, que todas las estudiantes de Secundaria estaban completamente enamoradas de él. Solo que Orfeo ya tenía una amada llamada Eurídice. Un día, las estudiantes envidiosas, cuando se enteraron de la noticia, decidieron castigar a Orfeo de la manera más dolorosa. Capturaron a Eurídice y se la llevaron al bosque, para que los dragones la devoraran. Pero Orfeo llegó a tiempo, tocó su lira, y de ella salió una magia extraña, con la que pudo salvar a su amada Eurídice, y nunca más, nadie pudo deshacer su amor.
 
Karen Giselle Coruña Ortega
 
 
Orfeo es un fantástico guitarrista de un grupo muy conocido. Su novia, Eurídice, es una muy buena periodista. Se quieren mucho, pero un día Eurídice cree que Orfeo le está siendo infiel con una chica muy guapa y refinada. Llega a estas sospechas porque sus amigos y amigas le han contado que los han visto juntos, cosa que no es verdad, pero Eurídice se lo cree ya que es muy celosa. Una noche, Eurídice se va a un bosque para intentar quitarse la vida, porque no aguanta más. Orfeo va en su rescate, e intenta buscarla, pero no la encuentra. No se rinde y la busca y la busca. Cuando ya no quedaban esperanzas, la ve tirada en el suelo y la lleva a un hospital, pero el médico le dice que no hay esperanzas. Orfeo, desesperado, reza para que se ponga bien y, milagrosamente, Eurídice se despierta y en un tiempo se pone bien. Cuando se recupera, Orfeo le cuenta la verdad y pudieron vivir felices para siempre.
 
Álvaro Cabrera Morales
 
 
Además de ser cantante, Orfeo tocaba la guitarra muy bien, entreteniendo a todos los que lo oían. Un triste día, una araña picó en el pie a su guapa esposa al despertarse en la cama, y el veneno la dejó muy malita. Entonces, Orfeo fue al hospital. Convenció al enfermero Caronte y al jefe Cerbero, que le dejaron entrar para poderle tocar la guitarra que tanto le gustaba oír. El médico Hades, que pasaba por allí, escuchó la bonita canción y quedó encantado. Tanto le gustó, que prometió curarla con la condición de que siguiera tocando mientras la curaba. Orfeo así lo hizo, pero durante un momento dejó de tocar porque tenía sed. Esto hizo que el médico Hades se enfadara, pues no cumplió su promesa, y se marchó, dejando a su esposa enferma. Como era el único que sabía curarla, Eurídice murió envenenada.
 
Grace Elena Ramírez Rodríguez
 
 
Orfeo toca la guitarra en un grupo musical. Se entera de que su amada, Eurídice, está en el hospital por un desmayo. Va a verla y se entera de todo lo que pasó. Su amada estaba corriendo como todas las mañanas, le dio un bajón de azúcar y se desmayó. Él se la lleva a casa, pero a ella le pasa algo muy raro y tiene que volver a llevarla al hospital. Se quedará allí durante mucho tiempo...
 
Naiara Sepúlveda González
 
 
Un guitarrista vagabundo, mientras tocaba, vio que a una periodista se le cayó un anillo de oro. Intentando devolvérselo, fue tras ella. Cuando  ella vio que la estaban persiguiendo, se asustó y corrió. Cuando llegó al bosque, unos lobos la atacaron, pero el guitarrista la protegió y le dio a cada lobo un guitarrazo. Al final, la chica le compró una guitarra nueva, ya que había destrozado la suya. Como tocaba tan bien, lo promocionó, y, desde entonces, el guitarrista vagabundo se convirtió en una estrella tocando.
 
Noelia Álamo Ramos
 


0 comentarios: