ÚLTIMA HORA

lunes, 20 de febrero de 2012

"Cuando el carnaval se acercaba, todos vivíamos en un continuo repasar los días: uno, dos, tres, cuatro, hasta el día señalado. Nos hablábamos en silencio, misteriosamente. Ya en la víspera, nos mirábamos temblorosos, deseando gritar, dar saltos, pero recogidos en el deseo. Nos acostaban muy temprano, después de preparar el disfraz sobre una silla, y nos dormíamos muy tarde, con un sueño agitado, lleno de saltos de carnaval. Y a la mañana, después de vestirnos con nuestros disfraces, bajábamos al patio húmedo de la noche y empezábamos a llamar con unas voces delgadas, embrujadas. Venía la abuela fingiendo un asombro asustado en sus ojos y nos decía: "Pasen, pasen, mascaritas"; y pasábamos todos muy serios. Y mamá llegaba y se asustaba mucho también. Y como nos daba mucha pena -un miedo de uno mismo, interiormente- tirábamos el antifaz y le decíamos: "¡Si soy yo". Y toda la mañana se colgaba de sorpresas". 
                                                           Josefina de la Torre, Poemas de la isla

0 comentarios:

domingo, 19 de febrero de 2012

Fotos de las actividades de San Valentín














0 comentarios:

sábado, 11 de febrero de 2012

El enamoramiento


"Cuando alguien está enamorado, o más precisamente cuando lo está una mujer y además es al principio y el enamoramiento todavía posee el atractivo de la revelación, por lo general somos capaces de interesarnos por cualquier asunto que interese o del que nos hable el que amamos. No solamente de fingirlo para agradarle o conquistarlo o para asentar nuestra frágil plaza, que también, sino de prestar verdadera atención y dejarnos contagiar de veras por lo que quiera que él sienta y transmita, entusiasmo, aversión, simpatía, temor, preocupación o hasta obsesión. No digamos de acompañarlo en sus reflexiones improvisadas, que son las que más atan y arrastran porque asistimos a su nacimiento y las empujamos, y las vemos desperezarse y vacilar y tropezar. De pronto nos apasionan cosas a las que jamás habíamos dedicado un pensamiento, cogemos insospechadas manías, nos fijamos en detalles que nos habían pasado inadvertidos y que nuestra percepción habría seguido omitiendo hasta el fin de nuestros días, centramos nuestras energías en cuestiones que no nos afectan más que vicariamente o por hechizo o por contagio, como si decidiéramos vivir en una pantalla o en un escenario o en el interior de una novela, en un mundo ajeno de ficción que nos absorbe y entretiene más que el nuestro real, el cual dejamos temporalmente en suspenso o en un segundo lugar, y de paso descansamos en él (nada tan tentador como entregarse a otro, aunque sólo sea con la imaginación, y hacer nuestros sus problemas y sumergirnos en su existencia, que al no ser la nuestra ya es más leve por eso). Tal vez sea excesivo expresarlo así, pero nos ponemos inicialmente al servicio de quien nos ha dado por querer, o por lo menos a su disposición, y la mayoría lo hacemos sin malicia, esto es, ignorando que llegará un día, si nos afianzamos y nos sentimos firmes, en que él nos mirará desilusionado y perplejo al comprobar que en realidad nos trae sin cuidado lo que antaño nos suscitaba emoción, que nos aburre lo que nos cuenta sin que él haya variado de temas ni éstos hayan perdido interés. Será sólo que hemos dejado de esforzarnos en nuestro entusiasta querer inaugural, no que fingiéramos y fuéramos falsas desde el primer instante".
                                              Los enamoramientos, Javier Marías

0 comentarios:

viernes, 10 de febrero de 2012

Faltan cuatro días para San Valentín

Faltan sólo cuatro días para celebrar el Día de San Valentín. Ya hemos recogido la inmensa mayoría de los trabajos realizados por nuestros alumnos y tenemos que agradecer su participación. En los próximos días culminaremos la exposición de los mismos. Han hecho un buen trabajo y nos sentimos orgullosas de ello.
Para ambientarnos un poco vamos a recordar dos poemas amorosos de nuestra literatura.

AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
                                                  Francisco de Quevedo

0 comentarios: